miércoles, 29 de abril de 2015

CUEVA DE LAS MANOS la más antigua expresión de los pueblos sudamericanos originarios

CUEVA DE LAS MANOS 




El sitio Cueva de las Manos se encuentra en el área del Alto Río Pinturas en la “Estancia Cueva de las Manos”. Incluye los aleros, farallones y la cueva con presencia de pinturas rupestres.


Los sectores con pinturas más destacados se ubican sobre la margen derecha aproximadamente a 88 metros sobre el nivel del río, cubriendo un frente de más de 600 metros.


Rodeado en cientos de kilómetros sólo por el constante rumor del viento patagónico, se abre el Cañadón del río Pinturas. Allí, entre los pliegues de sus altos paredones, se descubre el arte rupestre de la Cueva de las Manos, donde pobladores de 9.000 años atrás sellaron su arte y su testimonio de vida.


Su fama no es por nada. Esas manos, guanacos y figuras geométricas estampados en la piedra de la cueva constituyen la más antigua expresión de los pueblos sudamericanos que se tenga conocimiento. Así lo entendió la Unesco, cuando en 1999 lo nombró Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Estas representan diferentes escenas de caza, negativos de mano, motivos de animales y figuras abstractas.


En la Cuenca del Río Pinturas se localizan varios sitios arqueológicos sobre ambas márgenes, éstos son la evidencia de una ocupación integral del área por parte de los cazadores recolectores a lo largo de 9000 años.


Su ubicación, solitaria, en medio del noroeste de la estepa santacruceña, le permite conservarse casi intacta. El pueblo más cercano, Perito Moreno, está a 163 kilómetros de allí. Y mas allá, ya cerca de la cordilera, se encuentra Los Antiguos, que era el lugar de descanso de los ancianos de las desaparecidas tribus indígenas.


Toda esta zona y no sólo la Cueva, incluido el Parque Nacional Perito Moreno, es un riquísimo sitio arqueológico y paleontológico. Los valles, cañadones, lagos y ríos que la componen cobijan celosamente pinturas rupestres y distintos tipos de yacimientos arqueológicos de hombres que caminaron sus campos 14.000 años antes de Cristo. Y entre las hierbas se encuentran fósiles que testimonian la existencia de un mar en esta región mucho antes que el hombre la habitara. De hecho, la localidad de Perito Moreno es llamada la Capital Arqueológica de la Provincia de Santa Cruz.


Las cuevas del río Pinturas guardan obras realizadas por los indios tehuelches y sus antecesores. Su antigüedad es de 9.300 años, según investigaciones realizadas. Se observan, además de manos pintadas en negativo, imágenes de guanacos, dibujos geométricos, agrupamientos de líneas, puntos y la figura solar.

La mayor congregación se encuentra en la cueva propiamente dicha, Cueva de Las Manos, que tiene 24 metros de profundidad, 15 metros de ancho en la entrada y alrededor de 10 metros de altura hasta el comienzo de la visera.

A ambos lados de la entrada, existen pequeños espacios a plena luz, aunque parcialmente protegidas por la proyección de las viseras. Los aleros están formados por salientes que protegen las pinturas del viento y del sol.

Comprende tres niveles culturales, estimándose que abarcan desde el 7370 a.C. al 1000 de nuestra era. Aunque esta apreciación es relativa, puesto que la realización de las pinturas pudo haber tenido lugar en breve lapso, en forma casi sincrónica o muy distanciadas en el tiempo.

El color de las improntas de las manos negativas dependía de la obtención de la materia prima cercana a cada yacimiento, pero en su mayoría son en rojo (hematita), blanco (caliza), negro (manganeso o carbón vegetal) y amarillo (limonita u ocre amarillo)

Su gran valor radica en la valiosa información que nos permite conocer cómo llevaban adelante sus vidas esos grupos. En esas representaciones gráficas nada es casual. Si aparecen escenas de caza de guanacos, es porque a eso dedicaron su tiempo a fin de alimentarse y resguardarse del frío. Los rituales y simbología están presentes en imágenes y suponen una unión mística entre los participantes y las fuerzas de la tierra.

Las huellas de manos fueron realizadas con diferentes técnicas. Hay impresiones en positivo logradas apoyando las palmas de las manos previamente teñidas en pinturas. Las más antiguas y famosas son en negativo y superpuestas. Fueron realizadas mediante la utilización de pequeños huesos huecos de animales a modo de aerógrafo.

Las pinturas provenían de la vegetación (raíces, cortezas, etc.) y los tonos logrados fueron negro, rojo violáceo, amarillo, blanco, violáceo y muy raramente verde. Además de las figuras de animales, hay figuras humanas y signos geométricos como círculos, estrellas, trazos curvos y espirales, entre otros.

Cuevas de las Manos Pintadas

El perito Francisco Pascasio Moreno las encontró y realizó un informe pormenorizado del descubrimiento. Posteriormente, fue motivo de estudio de especialistas. En 1972, un grupo de arqueólogos determinó con el análisis del carbono 14 que fueron realizadas alrededor del 7.350 a.C.

Además de encontrar las «manos pintadas» también se encuentran formas como círculos, óvalos, figuras estrelladas, entre muchas más.

Las manos no fueron pintadas sobre la roca sino estarcidas sobre la piedra. Esto significa que aquellos antiguos habitantes apoyaban la palma de la mano sobre el techo o pared de la cueva y luego la cubrían de pintura.

Características

La principal cueva está tallada por la erosión en los elevados paredones que acompañan al valle del alto río Pinturas en el noroeste de la provincia de Santa Cruz, y al sur de la localidad de Perito Moreno. La cueva posee varios aleros, y presenta en su interior pinturas rupestres realizadas durante un extenso período que va desde 9300 AP hasta 1300 AP. Son las primeras manifestaciones artísticas que se conocen de los pueblos sudamericanos.

En tales pinturas se observan figuras que reproducen elementos relacionados con la vida cotidiana de los indios tehuelches y sus antecesores, antiguos pueblos cazadores-recolectores. De todas ellas las más célebres y antiguas son las siluetas en positivo y en negativo de las manos (se han contado 829), en ciertos casos superpuestas. Tales siluetas fueron realizadas por antiguos métodos de aerografía (el material cromático se aplicaba en forma de aerosol soplado a través de los huecos medulares de pequeños huesos de animales).

Asimismo, se pueden observar siluetas de animales (principalmente guanacos y choiques) principales componentes de la dieta de los antiguos pueblos, es frecuente que se muestren escenas de la caza colectiva de estos animales.

En cuanto a la representación de la figura humana, ésta también se encuentra aunque en menor frecuencia y con formas lineales.

Son más comunes los motivos geométricos (principalmente espirales) que estarían representando simbólicamente a las hoy ignotas deidades.

La gama de colores dominante es la que implica al rojo, ocre, amarillo, blanco y negro. Se los confeccionaba con frutos, plantas y rocas molidas. También —por magia contagiosa (según la clasificación de Fraser)— se utilizaba la sangre de los animales cazados y la grasa de los mismos como aglutinante.

Los temas responden a tres períodos distintos; el más antiguo —y menos abstracto— es rico en escenas de caza; en el período intermedio sobresalen las manos que se encuentran acompañadas secundariamente por la representación de animales aislados; en el último período la temática preponderante es la de motivos geométricos, líneas, puntos y mandalas de los cuales se desconoce su significado.


El significado de tales representaciones es actualmente hipotético, aunque casi sin duda alguna formaría parte de un ritual con elevado componente mágico, también existen impresiones en positivo de las manos (es decir, logradas mediante el apoyo en las paredes de la palma de las manos teñidas con pintura).

martes, 28 de abril de 2015

TREN A LAS NUBES

TREN A LAS NUBES



El Tren a las Nubes es uno de los tres ferrocarriles más altos del mundo. Colgado de vertiginosas montañas, marcha entre nubes para cruzar los Andes. Atraviesa puentes, zigzags y rulos.

El trazado del Tren a las Nubes, diseñado por el ingeniero norteamericano Ricardo Fontaine Maury, es muchas veces comparado, por su complejidad, con la Torre Eiffel y otras maravillas creadas por el hombre, que son iconos de un lugar. Pero lo mejor es que esta obra, a diferencia de la torre parisiense, se disfruta 14 horas (ida), en un recorrido de 217 kilómetros (ida).

Sale todos los sábados en la temporada que va de Abril a Octubre

Durante un recorrido de casi quince horas ida y vuelta, el tren cuenta con servicios de coche comedor, coche panorámico, consultorio médico, audio y vídeo, grupos folclóricos y guías bilingües.


El tren se interna por los silenciosos escenarios puneños, que muchas veces se atraviesan a 2500 metros sobre el nivel del mar. 

Con un total de 29 puentes, 21 túneles, 13 viaductos, 2 rulos y 2 zigzags, denominación técnica de los sectores en que el tren marcha hacia atrás y adelante alternativamente para poder ascender.
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El primer zig zag se utiliza para superar la primera gran rampa y permite un ascenso de 54 metros de altura en un recorrido de tan solo 900 metros.


Recorre 21 estaciones; Salta, Alvarado, Cerrillos, Rosario de Lerna, Campo Quijano, V. Toledo, El Alisal, Chorrillos, Ingeniero Maury, Gobernador Solá, P. De Tastil, Tacuara, Meseta, Diego de Almagro, Incahuasi, Cachinal, Muñano, Los Patos, San Antonio de los Cobres, Mina Concordia y La Polvorilla.



El tren está compuesto por una locomotora General Motors, modelo GT 22 CU, y 10 vagones de primera clase. Además de ser sumamente confortable, ofrece espectáculos folklóricos y cuenta con la asistencia de guías bilingües, servicio médico, máscaras de oxígeno y el té de coca que se vende en el salón comedor para olvidarse del mal de altura, aunque se note a simple vista.



Subir a él significa no sólo intimar con la magnificencia del paisaje, sino también adentrarse en una de la mayores realizaciones ferroviarias de la primera mitad de este siglo.

Recorrido del Tren de las Nubes


Comenzando en la ciudad de Salta, ubicada a 1.187 metros sobre el nivel del mar, a las 7:05 y regresa a las 23:48. El recorrido completo es de 434 kms.

En la primera etapa del viaje se atravesará el famoso Valle de Lerma, destacándose a su paso Campo Quijano (1520 m.s.n.m.) y la Quebrada del Toro. Más adelante se encontrará El Alisal.

 Después de la zona de El Candado, el convoy comienza a atravesar la montaña por el primero de los túneles, a través de 218 metros de largo.

El intenso verdor precedente comienza a diluirse, dando paso a las singulares características de la puna norteña.


El próximo punto es la estación Ing. Maury, llamada antiguamente El Gólgota.

Luego aparecerá Puerta de Tastil. A continuación se halla la estación Diego de Almagro.


El Nevado de Acay de 5900 m.s.n.m. nos permite ratificar la belleza de nuestros paisajes. 

Siguiendo el recorrido se llega a San Antonio de los Cobres desde aquí se avista a La Polvorilla, punto último de este viaje, solo la inmensidad será testigo de nuestro asombro ante la imponente mano de la naturaleza.


 Luego de sendas paradas en cada uno de los pintorescos pueblos situados junto a la via, el tren alcanza el punto más alto de su recorrido: el viaducto La Polvorilla a 4220 metros sobre el nivel del mar.

Para luego arribar a San Antonio de los Cobres, capital del departamento de "Los Andes", junto al famoso "Cerro Terciopelo".


Continuando con el viaje y dejando atras a "Mina Concordia" se llega al viaducto "La Polvorilla". Siendo esta, sin lugar a dudas, la mayor atracción del viaje. A veces aparecen nubes bajo el viaducto. Fenómeno al cual se debe el nombre: "Tren a Las Nubes".




SERVICIOS:

Diez vagones calefaccionados y una locomotora con servicio de primera conducen a 512 personas provenientes de todas partes del mundo a vivir esta travesía.
Increíbles paisajes de montañas, mesetas, ríos y arroyos, surgen de los ventanales del tren, conformando un cambiante panorama natural

Durante el trayecto se sirven las famosas empanadas salteñas, deliciosa muestra de la gastronomía regional.

Cada coche tiene un guía turístico especializado, que a modo de buenos anfitriones van señalando a los pasajeros los aspectos más interesantes de cada tramo.

Además se cuenta con un coordinador multilingüe que de tanto en tanto destaca en francés, alemán, inglés, italiano y portugués los hitos más importantes.
También viaja un técnico ferroviario, encargado de supervisar la marcha del tren en general durante todo el recorrido.

El servicio de asistencia médica a bordo está a disposición durante todo el viaje.

REGRESO


El regreso está amenizado por las canciones y juegos que proponen los guías, el arribo a Salta se produce poco después de las 22.00 hs. 
Otros servicios en viaje son: TV Video, bar comedor, conjunto folklórico, telecomunicaciones y correo.

Unos Viajeros cuentan su experiencia:


Cuando llegamos con todo entusiasmo al andén de la estación Salta del tren del ferrocarril Belgrano, ya había regular cantidad de personas que esperaban la salida del Tren a las Nubes. Nuestra fantasía era volver el tiempo hacia atrás y recordar viejas épocas, cuando hacíamos viajes extensos en este medio de transporte ya casi olvidado. Queríamos explorar, además, el porqué del nombre “a las Nubes”.

Estacionados en el andén, la locomotora diesel y sus siete vagones mostraban un colorido conjunto. Llevarían casi 500 pasajeros, coches comedor y de servicio médico, este último equipado para resolver los problemas de falta de adaptación a la altura que pudieran ocurrir entre los pasajeros. Nada se dejó al azar.

En la escalerilla de ingreso, un guía nos indicó nuestras ubicaciones. El vagón cuenta con cómodas butacas, amplias ventanillas, ambiente climatizado, baños en los extremos más un sistema de audio y pantallas de última generación. Nos esperaban 434 kilómetros entre ida y vuelta y 15 horas de viaje. Toda una aventura sin mover un dedo.

Partimos. El andar era lento, con un sonido muy particular. Momento propicio para recibir nuestro desayuno; ya nos sentíamos como en casa.
Campo Quijano mostró su impecable estación y la primera locomotora a vapor que recorrió estas vías. Aquí estuvieron los primeros asentamientos mineros y descansan los restos del Ing. Maury, precursor de este ramal C14 que une Salta con Chile.

Pasamos por la quebrada y viaducto del Toro y la vegetación se fue despidiendo de nosotros lentamente. Comenzamos a transitar entre montañas de todos los colores. En El Alisal tuvimos nuestra primera gran sorpresa: dos tramos de vías en zig zag vencen el desnivel y permiten que el tren alcance el nivel superior con sólo tres maniobras sencillísimas. Euforia y aplausos. Adentro, ya nadie estaba en su asiento.

La ruta provincial 51 zigzaguea por las montañas cruzándose de vez en cuando con la formación del tren; momento de algarabía, intercambiamos saludos y sonrisas entre los que íbamos sobre las vias y los que iban sobre ruedas, que nos veían pasar.

El siguiente viaducto era El Panteón. Luego vimos varias estaciones abandonadas y alguno que otro caserío con ranchos de ladrillos y techos de adobe que denotan la presencia de poblaciones cuando el tren era sólo de carga. Dentro del vagón, llegó el momento del almuerzo en bandejas. Al mismo tiempo, en el salón comedor se ofrecía un menú caliente con cargo.

Los guías turísticos bilingües nos informaron constantemente con videos y descripciones acerca de la vida en la zona, sus costumbres, la historia del tren, orografía y algunas anécdotas de las tareas en las minas de cobre.

Enormes cardones fueron apareciendo aquí y allá. Eran tantos y tan elegantes que parecían formar parte de un ejército que nos saludaba al pasar. En Puerta Tastil dejamos atrás todo signo de vegetación y las montañas con sus puntas afiladas parecían puntas de flechas. También los colores fueron cambiando. Verdes, rosados y marrones se alternan en los distintos estratos de las montañas. El verde esmeralda denota el mineral de cobre que caracteriza la zona. Al pasar por el Abra y la estación Muñano, tuvimos una vista espectacular del Nevado del Acay, de casi 6.000 metros.

Unos pocos ranchos de adobe con ventanas y techos hacia el Este nos indicaron que estábamos llegando a San Antonio de los Cobres, zona alta y de nieve en invierno a 3.775 metros sobre el nivel del mar. Llamó nuestra atención el uso de energía solar. Al pasar por la estación de la mayor población de la zona, rostros de piel oscura y mantas coloridas se mostraron entusiasmados y saludaron a nuestro paso.

Lentamente llegamos al final del recorrido. Ese viaducto tan reconocido por su altura, realizado con una técnica de ingeniería única y del cual hemos visto tantas fotografías, hizo que la llegada a La Polvorilla tuviera gusto a triunfo.
Soportes de hierro de 40 metros de altura sostienen la estructura de acero, otra obra de ingeniería para salvar una depresión de más de 200 metros de larga y que significó para la época en que se construyó toda una proeza técnica.

El tren se detuvo y el descenso al andén fue toda una aventura. Estábamos en lo más alto de la montaña y ahora sí que sentíamos distinta la respiración. Pocos pasos, de acuerdo a las recomendaciones, y ningún esfuerzo para que la Puna no nos jugara una mala pasada.

La locomotora apareció nuevamente al frente de los vagones. Reanudamos la marcha hacia Salta y paramos luego en San Antonio de los Cobres, donde tuvimos media hora para recorrer la feria artesanal.

Ya más de cerca, saludamos a esos hombres y mujeres de tez trabajada por el fuerte sol y el viento de la Puna. El recibimiento fue cordial y hasta familiar. Las mujeres hilan la lana de cabra, llama y oveja y realizan tejidos artesanales que ofrecen a los viajeros. También muestran sus comidas típicas regionales como locro, empanadas, milanesas de llama, mote con queso y asado de cordero.

El Tren a las Nubes significa para los pobladores de la región y los salteños en general una enorme satisfacción, ya que es un paseo emblemático y conecta Salta capital con las poblaciones cercanas al límite con Chile.

A lo largo del trayecto atravesaríamos trece viaductos, dos zig zags, dos rulos y nueve túneles, obras de ingeniería únicas en su género.

Hacia el final del recorrido, nos sentíamos en la cima de las montañas. Las nubes, según nos contaron, muchas veces permanecen inmóviles por debajo de las ruedas del tren y es por eso que lo llaman Tren a las Nubes.

Parte desde Salta, cruza una quebrada pasando por Santa Rosa de Tastil - considerada uno de los principales centros urbanos prehispánicos de Sudamérica - donde encontrará impresionantes ruinas arqueológicas.

Mas adelante, se llegará a San Antonio de los Cobres, llamado así por encontrarse dentro de su jurisdicción la famosa "Sierra del Cobre" rica en este mineral; este pueblo minero reconoce antiguos orígenes indígenas

A 20 km. se halla el Viaducto La Polvorilla, monumental obra de ingeniería.     
           
ORIGEN DEL NOMBRE

El nombre de "Tren a las Nubes" se debe a un filme en colores, realizado por dos camarógrafos tucumanos -estudiantes de la Universidad Nacional-, en los primeros años de la década del '60, que hicieron el tramo Salta-Socompa a bordo del tren internacional de pasajeros, que en esos tiempos corría traccionado por máquinas a vapor, -las famosas "1300"-, y salía de la Estación Salta los días jueves a horas 11.05.
Los camarógrafos apalabraron al maquinista, para que cuando la formación llegara al viaducto La Polvorilla, la máquina hiciera una descarga lateral de vapor, de forma tal que ellos pudieran filmarlo desde las ventanillas de los vagones. Así ocurrió, y el vapor liberado por la máquina, a consecuencia de la baja temperatura del lugar, no se disipó rápidamente y quedó flotando por unos momentos en el firmamento puneño, lo que facilitó la filmación.

El trabajo posteriormente fue ofrecido al Ferrocarril, quien luego de adquirirlo lo cedió al periodista del diario Clarín, Emilio Petcoff, a los fines que hiciera el guión del documental. Petcoff, al observar la filmación, se vió atraido por el chorro de vapor que la máquina exhaló en La Polvorilla y tituló al trabajo "Tren a las Nubes". Posteriormente Ferrocarriles Argentinos adoptó este nombre para el único emprendimiento turístico que en ese momento tenía en el país, y que recorría 240 kilómetros sobre el Ramal C 14, Salta Antofagasta.

lunes, 27 de abril de 2015

LAGUNAS Y ESTEROS DEL IBERÁ Imposible no visitarlos

LAGUNAS Y ESTEROS DEL IBERÁ Imposible no visitarlos



La palabra “Iberá” significa “aguas brillantes” en idioma guaraní. Si se observa el modo en que la luna se refleja en las lagunas y en los esteros en esta zona baja de Corrientes, no es difícil adivinar por qué los viejos guaraníes eligieron llamar así este lugar.


El área es una de las grandes reservas naturales del país, con paisajes de una belleza inigualable, dueña de una inmensa variedad de flora y fauna.


Ubicados en el centro de la provincia de Corrientes, los esteros y lagunas del Iberá conforman una de las áreas más ricas y vírgenes de Argentina y del mundo, con una extensión de más de 2.000.000 de kilómetros cuadrados.

Esta zona está constituida por lagunas que, unidas a esteros y bañados, provocan un humedal que sirve de hábitat a especies animales y vegetales, además de infinidad de insectos y numerosas variedades de mariposas. Navegando es posible recorrer los riachos y lagunas donde pueden verse monos carayá, ciervos de los pantanos, carpinchos, yacarés y cientos de aves.

La localidad de Carlos Pelegrini es un pequeño paraje rural que oficia de puerta a los esteros. Recorriendo sus calles con nombres guaraníes se puede acceder a la plaza principal. Los atractivos en los esteros y lagunas no son sólo sus paisajes, sino también las costumbres y tradiciones de su gente.

Mercedes, a diferencia de Carlos Pelegrini, es ya una ciudad, la más cercana a los Esteros del Iberá. Ubicada a 125 kilómetros de los esteros, su puerta de entrada nos sorprende con el santuario al famoso Gauchito Gil.

Los Esteros fueron declarados Reserva Natural en 1983 y Humedal Internacional en el año 2002 y muchos sostienen que debajo suyo se encuentra la reserva de agua dulce más grande que posee la humanidad, bautizada como acuífero Guaraní.

Esteros del Iberá

Se denomina esteros del Iberá a un extenso humedal que abarca entre 15.000 y 25.000 km² en la provincia de Corrientes, en el noreste de República Argentina. Solo superado en extensión por el Pantanal (brasileño, boliviano y paraguayo) con el cual forman el segundo humedal más grande del mundo, parte de un sistema hidrográfico mucho más extenso el macrosistema del Iberá, de cerca de 1.300.000  ha— en el que se desarrolla un ecosistema subtropical y tropical de grandísima diversidad.

El brillo del agua, peculiaridad que es visible en sus espejos de agua durante la aurora o el anocher, cuando la quietud propia de un sistema cerrado, sin corrientes fluviales, se quiebra con la brisa producida por el cambio de temperatura entre la superficie terrestre circundante y el agua de los esteros o lagunas, provocando un movimiento superficial que refleja con efectos muy particulares la luz solar crepuscular.

Laguna Ibera


La laguna Iberá es la más importante del llamado "sistema Iberá". Este sistema cruza en diagonal la provincia de Corrientes desde el Noreste, en las proximidades de Ituzaingó, muy cerca del valle del río Paraná, para desaguar en el Paraná Medio a través del río Corrientes.


La laguna está rodeada por esteros. Por el Sur estos la separan del río Miriñay (afluente del río Uruguay) y desaguan hacia ella, dada su posición más elevada respecto del divortium-aquarum, determinando que actualmente el sistema no se comunique superficialmente con el río Uruguay. Al Norte se encuentran zonas periódicamente inundadas y "cañadas" que se prolongan a manera de dendritas entre las adyacencias más altas.

El basamento del sistema Iberá está constituido por arenas fluviales cuyo origen se remontaría al Plioceno superior y Pleistoceno inferior.

La temperatura media anual es de 21ºC, en tanto que las medias mensuales extremas van desde 16ºC en Junio-Julio hasta 27ºC en Enero-Febrero. Las máximas absolutas han llegado a 44ºC y las mínimas a -2ºC. La humedad relativa es elevada, con mínimas en verano del orden del 60% y máximas en invierno que superan en promedio el 75%. Las lluvias oscilan entre 1200 y 1500 mm anuales. Este sistema se alimenta fundamentalmente por aportes pluviales, produciéndose fluctuaciones estacionales en el nivel hídrico.

Los Esteros del Iberá, Corrientes


Este paraíso natural alberga al yacaré, al ciervo de los pantanos, al lobito de río, y al aguará guazú, especies reconocidas como Monumentos Naturales de la Provincia de Corrientes.

La Reserva Natural del Iberá, o agua brillante en guaraní, contiene lagunas y espejos de aguas menores, abarcando cientos de miles de hectáreas, conformando uno de los circuitos de turismo aventura más atractivos de la Argentina.

Alojarse en localidades cercanas y comenzar las mañanas con un enriquecedor avistaje de fauna y flora, safaris fotográficos, cabalgatas, recorridos en canoas o trekking, es la oferta que nadie se puede perder si visita Corrientes.

La irupé, la aguapé, las lentejuelas de agua y las amapolas son algunas de las especies acuáticas que caracterizan a los Esteros del Iberá, y que además desempeñan un papel fundamental dentro del ecosistema.

Disfrutando de la naturaleza reinante en los Esteros del Iberá, Corrientes, no dejará de asombrarse con las garzas moras, cigueñas, y biguás, algunas de las 350 especies de aves que surcan los cielos de Corrientes.

Dorados, sábalos, mojaras y pirañas, se dejan ver a través de las aguas claras de las más de 60 lagunas del Iberá.

Además de la diversidad de flora y fauna, el contexto que envuelve a los Esteros del Iberá es mágico y acogedor, llenando de entusiasmo los corazones, y abriendo los ojos a un mundo que está al alcance de todos.

Flora de los Esteros del Iberá, Corrientes

Dotados de una gran diversidad de especies propias de la región, recorriendo los Esteros del Iberá, el visitante podrá acercarse a un mundo mágico y sin igual, donde las bellezas naturales lo llenarán de sensaciones nuevas, únicas.


A simple vista, los camalotales, juncales y embalsados llaman la atención por sus dimensiones y cantidad. Atraen las miradas los palmares de yatay, selvas en galerías e isletas de bosques hidrófilo, lapacho negro, higuerón, urunday, viraró, timbó, laurel negro, quebracho blanco o guabiyú.


Sobre la superficie de las aguas de los Esteros del Iberá, se pueden ver irupés o nenúfares, camalotes, lentejas, repollitos, lirios y jacintos de agua y helechos pequeños.





Por encima de los embalsados, pajonales achiras, yuyales y pequeños árboles de suelos húmedos como los sarandíes, laureles, y el pehuajó o totora grande. Mientras que en las islas se observan algunas especies agrupadas como ombúes y hierba gigante, a la que se la considera originaria del Iberá.

Por las costas de los esteros se dejan admirar los jacarandaes y lapachos, ceibos y sauces, curupíes y timbóes, guayabíes y urundayes, espinillos.

Yatay, pindó y caranday, son las especies de palmeras más comunes y numerosas dentro de la flora de los Esteros del Iberá.



Fauna de los Esteros del Iberá

Adentrándose a los Esteros del Iberá, se dejan apreciar a simple vista especies de todo tipo, mamíferos, aves, reptiles, batracios, peces y también insectos.


La Reserva Natural del Iberá guarda en sus aguas al yacaré negro de hocico angosto y al yacaré ñato u overo, de hocico ancho, las dos especies de caimán de la Argentina. Con el lobito de río, el aguará guazú, y el ciervo de los pantanos, constituyen las cuatro especies denominadas Monumentos Nacionales de la Provincia de Corrientes.




Las constrictoras boas del agua o curiyú, las ñancaninás, las culebras verdes o las yararás pueden observarse sobre los embalsados, escondidas entre la exhuberante vegetación.


Los Esteros del Iberá son el hogar del roedor más grande del mundo: el carpincho. Este mamífero alcanza a vivir alrededor de 20 años y llega a pesar unos 60 kilod.

Los visitantes de la Reserva Natural del Iberá, tienen la posibilidad de observar una multiplicidad de animales silvestres en su estado natural, como: el osito lavador o aguará popé, corzuela roja y parda, monos carayás o aulladores, gato de los pajonales y monteses, zorros grises chicos, y zorrinos.








Además de hurones, comadrejas, liebres, vizcachas; armadillo negro o tatú, peludos, mulitas, cuises, ratones de campo, tucu-tucos y lagarto overo, lagartijas, y tortugas.

En los Esteros del Iberá, conviven además centenares de especies de aves, su abundancia y colorido atraen inmediatamente la atención de quien visita este lugar.

Sus aguas calmas dejan maravillar a los visitantes con inmensos cardúmenes de pequeños peces que nadan en los cursos de agua junto a tarariras, anguilas, palometas o pirañas, bogas, sábalos, bagres, dientudos, y el resto de su rica fauna íctica.

Al caer la noche en los Esteros del Iberá, resalta en el ambiente la actividad de los anfibios, como el gran sapo buey o cururú. Llenando de magia los aires de los Esteros del Iberá multicolores mariposas dan la bienvenida a los turistas y presentan a este paraíso natural de una manera exclusiva.

Pesca en Esteros del Iberá, Corrientes


En medio de un fantástico ecosistema, en esta zona protegida, el espectacular dorado es el rey de los esteros del Iberá, la pesca en los Esteros del Iberá se realiza solo en sectores habilitados para dicho deporte y con guías de la zona.

Bañados, lagunas, arroyos y ríos albergan a esta especie, llegando a pesar unos doce kilos de peso, atrayendo a los amantes de la pesca a visitar y ser parte de este espectacular atractivo ofrecido por los Esteros del Iberá.


La belleza del Dorado resalta en las cristalinas aguas de los esteros con sus relucientes colores amarillo, naranja y carmesí.


Otros ejemplares deportivos que el pescador podrá capturar son el salmón de río, como así también el surubí manchado y atigrado, con la cabeza amarga y la tararira.

Las modalidades que se aplican en la pesca en los Esteros del Iberá son variadas, aunque la técnica por excelencia es con mosca y devolución obligatoria. Para la práctica de este deporte se utilizan embalsados, embarcaciones, mini pesqueros, llendo siempre hacia los bordes, acercandose a los juncos.

Lo que hace fascinante la experiencia de pesca en los Esteros del Iberá es la posibilidad de disfrutar de un ambiente natural protegido, con una enorme riqueza de fauna y flora.


La transparencia de las aguas de los esteros del Iberá, Corrientes, hace posible la vista de los peces y convitiéndolo en un acuario natural indescriptible, en el medio de un paraíso terrenal.